viernes, 27 de julio de 2007

SUELOS


LOS SUELOS DE SANARE ESTAN POR EL SUELO
Hace varios años que Renato en una reunión de ECOCIENCIA, (Grupo ecológico de Sanare) emitió esta frase con respeto a la situación y salud de los suelos del municipio que en esa época ya presentaban gran deterioro, en un municipio aporreado por una agricultura irracional, donde el uso o mejor dicho el abuso de los agro tóxicos ha hecho estragos profundos en la calidad de los suelos locales, que se han definido como suelo de vocación agrícola, a todas estas se le suman las practicas culturales que caracterizan el monocultivo, tremendamente invasivos y causan honda huella ecológica, entre los monocultivos locales reina el de la papa, tomate entre otros.
Una de las aberraciones que persiste es que aun hoy se siguen empleando terrenos con pendientes acentuadas sin las practicas culturales necesarias para evitar las escorrentías que lavan y arrastran nuestros otrora fértiles suelos hasta las depresiones agua abajo, en verdad, tenemos miles de años engrosando los suelos que se han formado a través de la sedimentación del material erosionado desde estas montañas que ha ido a parar a la depresión de Quibor y otras tierras alimentadas por los sedimentos del piedemonte andino y las elevaciones de la serranía de la costa.

Hay que comenzar con definir que los suelos del municipio presentan una fragilidad alta, por ejemplo los suelos de las cuencas locales que abrigan los últimos bosques que han colocado al municipio no como municipio agrícola, sino como principal y renovada vocación, la de productor de servicios ambientales como lo son; Producción hídrica, pronto surtirá a dos estados con el vital liquido mientras acá la sed se incrementa, productor de oxigeno, fijador del bióxido de carbono que hoy amenaza de muerte al planeta con el calentamiento global y como reservorio de una gran biodiversidad que se sustenta sobre un suelo muy frágil, que al quedar desprotegido pone en veremos todos los demás elementos tan importantes para le permanencia de la vida a nivel local, regional y en verdad planetario.
La fertilidad del suelo ha disminuido bárbaramente por la degradación feroz a la que ha sido sometido durante las ultimas décadas esencialmente por una aberrada explotación agrícola desenfadada. Era común escuchar antes a nuestros campesinos frases como esta; El redimiendo de esta cosecha de papa fue el de un veinte, o sea que por cada saco de papas sembrados cosechaban veinte, hoy tras tres años de explotación continua y sin rotación de cultivo es común observar rendimientos de un tres, cuatro y cuando mucho de un ocho, a sabiendas que en los monocultivos las inversiones por hectárea son muy elevadas y con un socio que nunca pierde ni arriesga como lo son las casas de insumos agrícolas que en su afán mercantilista han alejado peligrosamente a nuestro campesino de las practicas agrícolas primigenias caracterizadas por un respeto por la naturaleza y al recurso suelo, dándole descanso con la rotación de cultivos, alimentándolo con los restos de cosechas logrando

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